Aun quedan mujeres que recogieron el testigo de sus madres o abuelas y, gracias a ellas nuestros hijos pueden seguir aprendiendo como se hacían las cosas en nuestros pueblos, como es el caso de Aurora de casa Cachón en Bustelo, que en éste antiguo pero bien conservado forno cuece éstas apetecibles fogazas.
Esto me hizo recordar tiempos pasados de mi infancia, cuando en ese mismo escenario vi tantas veces a mi abuela hacer lo mismo.
Esto forma parte de nuestra historia, es nuestro patrimonio, hay que intentar
que no queden en el olvido