
Después de mi última excursión a un pueblo olvidado, desde hace más de 40 años, entiendo que "Bailando con lobos" es algo más que el título de una película.
El viernes 21 de Agosto llegué al Villar por la tarde y había programada una excursión a un pueblo abandonado, "El Corralín" a la cual me apunté sin dudarlo, intentando seguir los pasos de María del Roxo y Alto sil y también porque no había vuelto allí desde mis 13 años. Recuerdo cuando iba con mi abuelo Baldovino a comer a la fiesta de San Miguel, patrono de este pueblo y también alguna vez bajé de la braña de Rioseco de ver el ganado y cruzaba por El Corralín hacía el Villar, cuando todavía estaba habitado.
Salimos a las 8 de la mañana del Villar en coche hasta El Bao, donde emprendimos ruta a pie.
La primera parada la hicimos en el capillo, donde se encuentra la inscripción de un tal Lucio Valerio Postumo, que por lo que leímos era un ingeniero romano. Caminando 200 metros más, nos encontramos con el mirador de Pousadoiro, desde donde se divisa el pueblo y unas hermosas vistas de las montañas de los alrededores, por lo que aprovechamos para inmortalizar el momento con una foto del grupo excursionista.
Despues de descender en zig-zag unos 50 minutos, por una senda muy bien conservada, a las 9:30 de la mañana por fín, llegamos a nuestro destino. Aunque no quisiera echarme flores, llegamos bastante destacados mi sobrina Susana de ocho año y yo, el mayor y la más pequeña de la cuadrilla... por lo que descubrimos los primeros, que alguien se nos había adelantado y nos dijimos: "¡¡¡Anda!!! estos madrugaron más que nosotros", pero no era así, ya que al entablar conversación con aquella persona, para mi sorpresa, resultó ser un nuevo habitante de aquel pueblo, desde el pasado 2 de Agosto.
Como ya comentó Alto Sil, en su blog sobre su excursión a este lugar, "este podría ser el sitio idóneo para huir del mundanal ruido de la ciudad y encontrarse consigo mismo", pues bien, parece que esta señora lo está llevando a la práctica, junto con su perrita "Cocó".

Lo que primero se me ocurre preguntarle es si puedo hacerle unas fotos, a lo cual me contesta: "puedes hablar de mí lo que quieras, como si quieres decir que soy el último dinosaurio, pero no me saques fotos ,ni menciones mi nombre".
- ¿Y para hacer la compra?
- Aquí está el Mercadona y la farmacia, tengo higos, frutas y pronto castañas.
- ¿Tienes miedo?
Sonriendo me dijo: - "El domingo cuando regresaba de la fuente me encontré junto a mi tienda, un ejemplar precioso de lobo, esperándome, se quedó mirándome con la carita torcida y no se asustó. Era el jefe de la manada y por la noche los escuchaba aullar, y también oía al oso caminar por los alrrededores".

Me cuenta que unos chicos descendientes de este pueblo, le están ayudando a acomodar una pequeña vivienda, donde pueda pasar el invierno bajo techo y no casi a la intemperie, como en su tienda de campaña. Todo sus pertenencias estaban en una maleta, entre ellas, un montón de libros. Y que éste iba a ser su último destino. Buscaba paz y tranquilidad y aquí parece que la encontró.

Como ella desea, espero que nadie enturbie esa "paz y tranquilidad", como cuenta que ya le pasó en el anterior lugar donde vivió, ya que empezó a llegar gente irrespetuosa con la Naturaleza, destruyendo el encanto que tenía aquel lugar y por lo que se tuvo que ir. Ni que por que haya elegido esta forma de vida la convirtamos, contra su voluntad en una atracción de feria.

Al despedirme le dije: - "Cuídate y no te fíes mucho, que el lobo, según cuentan los ancianos de estos pueblos, cuando tiene hambre o le invades su territorio, ataca"; a lo que ella me respondió: - "Si yo no los molesto ellos tampoco me molestarán, porque hasta mi perrita cuando le quitan la comida o la molestan se pone furiosa como un tigre".
Me quedé asombrado de su valor, porque yo nacido en un pueblo cercano no me quedaría allí sólo de noche, por nada del mundo.
Le deseo mucha suerte.